
Y esto había sido todos los santos días desde que se levantaba hasta que se acostaba durante los últimos doce años.
Una mañana, doña Mariela ya no llamo más a Belén. Su marido la encontró recostada en la silla del jardín con las moscas como única compañía y una sonrisa en los labios.
Había encontrado a Belén…
ay no que triste !!!!muy bonito
ResponderEliminarEl cuento podría haber dejado más intriga en el lector, digo yo, claro que la personalidad de Belén queda como interrogante, pero creo que al cuento le falta un poco de espesor, cielo.
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