Después de todo, no era el único que hacía un trabajo extra por la noche para ganarse un medio ¿no? De lo que sí estaba bien seguro es que no dejaría que en la oficina lo supieran; además, no lo haría por mucho tiempo más.
Solo un poco; ya faltaba muy poco para completar el dinero para pagarla boda soñada que su novia quería. Después sería libre.
Pero hasta que eso suceda, los tacones y la peluca seguirán bien escondidos.