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miércoles, 4 de noviembre de 2009

EL PRECIO DEL AMOR

He aquí, una nueva sabiduría que os comparto...

La sonrisa, el beso, la caricia..
Las miradas, el te amo, el “mi amor”
Nada sirve, todo es nulo…
El amor bebe veneno,
vencido por el brillo del metal.
Se suicida no de pena, sino de necesidad
Cuando todo lo antes rosa se vuelve verde
Por la ventana se arroja el amor hacia el más allá…

(La Triste Realidad )


Saúl se desangraba en el piso de aquel callejón penumbroso.
No podía moverse, trataba de gritar pidiendo auxilio y apenas era un imperceptible gorjeo lo que salía de su boca.
Se moría y lo sabía. Sin proponérselo empezó a rememorar cada momento de su vida hasta llegar al actual.
Lo había escuchado con anterioridad, había sabido que a los moribundos se les pasa toda la vida por delante antes de morir, pero nunca hasta ahora lo había creído del todo.

Su primer recuerdo fue cuando tenía tres años, sus padres discutían violentamente. Aparentemente el motivo de la discusión era su padre; nunca había dinero, nunca había nada. Su madre le gritó a su padre que se largara y no volviera más. Y él así lo hizo, claro que quizás ayudara el hecho de que al día siguiente ella y su hijo se mudaran de ciudad.
Ahora que lo piensa mejor, al parecer esas cosas pasan con frecuencia.
Siempre le había dicho que su verdadero padre había muerto…

A los 8 años conoció a Micaela: la niña más linda que había visto en su vida. La primera vez que la vio, el estaba muy ocupado esculpiendo un gato en plastilina cuando la maestra anunció que tenían una nueva compañera, “oh no, otra niña” pensó Saúl, hasta que la vio. Su primera impresión fue que aquello no era una simple niña pelirroja sino un ángel.

Cuando tenía 12 años dio su primer beso. Había tardado casi un año en decidirse a hablarle y (pensar como es la vida) ahora la tenía frente a él, a aquel ángel de cabellos cárdenos diciéndole que sí, que sería su novia. Cuan feliz era Saúl, tanto que al besarla por primera vez, sintió que volaba. Sus amigos dicen que aquel beso no duró más que unos segundos, pero el voló por campos de flores y césped verde durante horas después de eso.
A los 16 hizo el amor por primera vez. Fue la cosa más hermosa del mundo, tuvo que admitir que era virgen porque, habían empezado a ser novios a los 12 años; si él no admitía ser virgen hubiera significado que había sido infiel a Micaela y la habría perdido, así que no le tocó de otra que admitirlo.
La ligera vergüenza inicial se disipó en el momento de tenerla desnuda entre sus brazos.
El primer morbo, las primeras caricias. El siempre creyó que solo a las mujeres les dolía la primera vez, entonces comprobó que sus amigos también mentían. Se había convertido en hombre al mismo tiempo que ella se había convertido en mujer y no podía ser más feliz.

Recordó que todo el mundo les decía que no se casaran, que aun eran muy jóvenes, que necesitaban conocerse más y coger más experiencia de la vida. Pero ¿Qué más podían conocerse? Habían estado juntos siempre y la experiencia de la vida la adquirirían juntos como todo lo demás. No escucharon a nadie y, muy a pesar de su madre y la de ella, la boda se realizó de manera sencilla pero hermosa.

Nunca tuvo claro cuando empezaron los problemas, ni siquiera ahora que la muerte le estaba recordando todo lo que había vivido pudo esclarecer cuando habían empezado.

Micaela preparaba su maleta para largarse de una buena vez. Le decía que no soportaba más, ¿Cuánto hace que vivían en el mismo departamento de dos ambientes? ¿4,5años? Ya daba lo mismo ella se iba.
Su madre tenía razón se casaron muy jóvenes. Todos sus amigos se habían dedicado a trabajar, a hacer sus carreras, a acumular cuentas de banco o comprarse su auto, su casa. Ahora todas sus amigas recién estaban casándose, ahora, a la edad a la que ella deseaba el divorcio
¡¿Divorcio?! Micaela por favor yo te amo

¡Pero yo ya no!, y es más conocí a alguien

Saúl se quedó de una sola pieza, mientras sin ninguna compasión Micaela le contaba que había conocido al susodicho en la universidad y que, aunque al principio se había resistido se terminó dando cuenta que de nada servía resistirse y lo había aceptado. Llevaban ya 6 meses saliendo.
¿Saliendo? Pero... Sólo saliendo ¿verdad?
Por toda respuesta lo miró con una irónica sonrisa meneando la cabeza de un lado a otro.
¡Dios! ¿Cuándo había cambiado así? ¿Cuándo la dulce niña de cabellos rojos y sonrisa lánguida se había convertido en esta mujer envidiosa , materialista y sin escrúpulos?

Por eso no había querido tener hijos aún. “Todavía no bebé” le había dicho ella cuando él se lo había planteado “más adelante cuando estemos en mejor situación
¿Dónde vas…?

Con él, me espera abajo en su Ferrari.

Con razón la noche anterior había tenido que rogarle prácticamente para que aceptara hacer el amor con él.
Nunca se había sentido tan miserable, era un completo perdedor. El creía que con el amor bastaba para ella, que lo que él podía darle era suficiente. Cuán equivocado estaba. A las mujeres hermosas como ella les termina gustando el dinero, la buena vida, la ropa cara.
Y Cómo no iba a desear vida de reina si tenía la estampa de una reina.
¿¡Porqué?! ¿Qué es lo que estaba pagando? ¿Cuál había sido su pecado? Ser demasiado bueno, ser demasiado pobre o haber amado demasiado. Y si estaba pagando algo ¿Porqué era tan alto el  precio?

Meses después recibió una llamada, era ella y lloraba en el teléfono.
“… Me golpea, siempre me obliga a vestirme de manera provocativa y me luce con sus amigos, soy un trofeo no una mujer para él. Me obliga a hacer cosas horribles en la cama, no es tierno y amable como tú. Pero hay algo más, Saúl, estoy embarazada y… no es suyo. Tengo casi 4 meses de embarazo ¿recuerdas nuestra última vez, aquella cuando tu insististe y yo no quería? Saúl, el bebé que espero es tuyo. ¡Si él lo descubre me matará! Siento mucho todo lo que te dije, lamento todo lo que he hecho estoy muy arrepentida y te extraño tanto. ¡Oh Dios! He entendido que te amo, en nuestra pobreza te amo Saúl, por favor perdóname, por nuestro hijo perdóname. Sácame de aquí por favor…”


Saúl salió cómo un desesperado a la calle, era tarde en la noche y no tomó ningún tipo de precaución, solo pensaba en ella, en sacarla de esa jaula de oro y en que volverían a estar juntos.

¡Un hijo! Lo que tanto había deseado desde que la tuvo por primera vez: volverse uno con ella, fundirse juntos en un nuevo ser salido de ambos…

En la parada del autobús un par de maleantes lo abordaron; lo golpearon y lo arrastraron hasta un callejón donde le quitaron lo poco que tenía: veinte dólares y un teléfono celular muy pasado de moda.
Cuando se dieron cuenta que el golpe en la cabeza sangraba profusamente y que no se movía se asustaron y se dieron a la fuga.
“Micaela” balbuceaba Saúl, mientras la vida se le extinguía con la sangre que manaba de su cráneo; luego todo fue negrura y Saúl no sintió más dolor.
En el barrio aquel de caserones elegantes y jardines amplios, Micaela miraba por la ventana, aguardando el momento en que la desgarbada silueta de su (aun) esposo cruzara la avenida, pero habían pasado ya horas desde la llamada y él no aparecía.
De qué se podía quejar si no venía por ella, había sido tan cruel con él.
La puerta de la habitación de abrió y un aroma a whisky caro se percibió en la estancia.
Dos manos la tomaron alejándola con brusquedad de la ventana y la arrastraron a la cama.
Micaela supo entonces que ya no tenía nada que esperar.
Este era el precio que debía pagar por todo lo que había abandonado.








2 comentarios:

  1. JO-DER..

    me ha dejado impresionada la historia...

    caray...

    muy buena, a veces cierto tipo de comodidades nos asombran, si he aprendido algo es a no ser así, siempre procuro ver lo mejor de las personas aunque las personas siempre me digan que soy una materialista banal y egoísta...


    bueno, cada quien...

    caray, muy buena historia


    saludos! y no nos abandones tanto! Y_Y

    ciao ciao!

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  2. snif snif haaaaaaaaaaaarhhht pobre micaelaaaa, hay haaaaaaaaaay pobre Saul, pipipipipipi, que buena historia, me emocione casi hasta las lagrimas, clap clao buena historia

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