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martes, 10 de febrero de 2009

PARA HIKARU NOGAMA


Amigo. Te han escupido la cara acusándote de ladrón solo porque tu genialidad fecunda, pare las ideas más puras que intelecto alguno puede gestar.
La envidia es un monstruo que ciega las pupilas más excelsas, enredadera que asfixia la flor más preciosa; albañal que contamina el lago más cristalino.
Pero tú eres más. Tu talento supera fronteras y no conoce el pecado del birlo intelectual, llega al éxtasis en solitario, vaga por caminos nunca caminados hasta llegar al mar profundo del que brotan como ninfas las palabras, amantes deliciosas, que se entregan solas deseando ser amadas por tu virilidad creativa.
No dejes nunca que el celo ignorante del que no sabe ser fiel amigo trunque tu paseo por el triunfo. No permitas que la ira del que no está seguro de su genio asesine en tu núcleo la certeza de que mañana serás mejor.
¿Qué culpa tienes tú? Si eres el amante predilecto de la musa que te obliga a poseerla una y otra vez hasta chillar de placer en tus escritos. Ellos no saben, no entienden la dicha de escribir como la entiendes tú.
Solo son clientes del mercado, bestias en la jungla de la fama. Indomables salvajes que no dudan destajarse el uno al otro solo para ver en un estante el mísero fruto de su dinero e influencias.
Cualquiera escribe, pero tú eres escritor. Cuentista por excelencia y creativo por naturaleza.
Limpia tu cara y alza tu frente, pase delante de ellos y no voltees a mirarlos. Recuérdalos solo cuando sientas que no podrás hacerlo y entonces recordarás que tienes que llegar a donde ellos aun no han llegado.
Amigo, maestro, hermano. Solo la musa es verdadera.

CARTA DE DESPIDO


No sé qué nombre darte, caprichosa ninfa ya carente de magia.
En el presente de mi imaginación dolorida, prostituyes tu recuerdo donde antes eras pura.
Ahora que ya no estás conmigo, te siento entregada a la bajeza del morbo que te ofrece un nuevo comprador, siendo a gusto tuyo, ultrajados tus multiples talentos que yo capacité.
Aunque sé que eres suya como fuiste solo mía, cada caricia que te da son como mil seres obscenos que te manosean.
Tu, que en mis brazos eras virgen a pesar de cada noche; eres ahora mesalina que se entrega a los placeres lujuriosos de una cama que no es la mía.
Te imagino así: toda senos, toda muslos, toda carne. Toda tú sin mí.
Profesional en gemidos que yo entrené; te das al nuevo postor que tu amor elige por besos ajenos, como otrora te regalabas a los míos.
Subastando en poco tu erótica inocencia que yo hice salvaje, ventilas invenciones diversas sin derechos de autor.
Tú, hada andrógina, ya sin alas; te vendes barata en mi dolor por tu abandono.
Mas, ahora sé cuán cara fuiste. Cobrando a diario en besos, caricias y “te amos” quisiste al final elevar tu precio a lágrimas y sangre.
Por eso, antes de secarme inútilmente, te despedí nomás con mi YO en carne viva
¡Ni una gota más!... demasiado por tan poco.
Y aunque de eso si obtuviste tu propina, mejor pago en olvido tus fieles años e servicio.